La historia de Sarah: un espacio seguro puede cambiar tu vida

Para Sarah Hobbs, la ansiedad ha formado parte de su vida de manera constante, una lucha diaria que se manifiesta físicamente como dolor en el estómago, pensamientos acelerados en su mente y episodios en los que sus piernas ceden debido al estrés.
“La ansiedad ha sido una lucha constante en mi vida”, cuenta Sarah, “como si hubiera tragado piedras que hacen difícil todo lo demás”.
Sin embargo, la ansiedad era solo parte del desafío de Sarah. Hace una década, su lucha con la salud mental estuvo a punto de costarle la vida.
En 2005, en su momento más crítico, Sarah se sintió abrumada por todo lo que enfrentaba: ansiedad severa, el trauma de la violencia doméstica y la inestabilidad de no tener un hogar. El estrés era constante, y le resultaba difícil encontrar una salida.
Se encontró a sí misma en el Vista Bridge en Portland. En un momento miró hacia abajo y pensó en lo agotada que estaba y lo imposible que parecía todo.
“Pero en ese instante”, recuerda Sarah, “algo, quizás un espíritu más grande que yo misma, me hizo reaccionar. Pensé en mis hijos y en cuánto me necesitaban”.
Ese momento cambió el rumbo de su vida. Se convirtió en defensora de la prevención del suicidio y empezó a colaborar con la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio para ayudar a otros que luchaban como ella alguna vez lo hizo.
“Sé lo que es sentir que no importas”, dice. “Pero también sé que sí importas. Si alguna vez has sentido algo, alguien más también lo ha sentido. Nunca estás tan sola como tu mente te hace creer”.
Un espacio seguro puede cambiar tu vida
En 1997, mucho antes de aquella noche en el puente, Sarah buscaba consuelo y seguridad como mejor podía. Era una madre sin techo con dos niños pequeños y sobreviviente de violencia doméstica. Recordaba que no tenía adónde ir durante el día ni un lugar seguro para tranquilizarse, hasta que encontró Rose Haven.
Rose Haven es el único refugio diurno y centro comunitario en Portland para mujeres, niños y personas de género diverso. Fundado hace 27 años, surgió después de que un grupo de mujeres, lideradas por una monja, entrevistó a mujeres sin hogar y les preguntó qué necesitaban. La respuesta abrumadora fue simple: “Necesitamos un lugar seguro donde estar durante el día”.
Liz Starke, directora de Desarrollo de Rose Haven, explica la importancia de esto. "El ochenta por ciento de nuestros visitantes carece de vivienda. Algunos tienen camas temporales en refugios, pero muchos viven en autos, tiendas de campaña o en la calle. El trauma de perder una vivienda, enfrentar violencia y vivir en un estado constante de supervivencia afecta profundamente la salud mental. No puedes planificar el futuro si tu cerebro está en modo de crisis”.
Por eso Rose Haven ofrece más que comidas, duchas y una clínica. El refugio también brinda apoyo en salud mental y actividades comunitarias, que incluyen herramientas para afrontar la situación, como acupuntura, terapia de arte, grupos de apoyo entre pares y manejo de crisis.
“Nos dimos cuenta de que las personas necesitaban más que servicios de supervivencia”, explica. “Necesitaban un lugar donde pudieran reconstruir su sentido de identidad”.
Ese sentido de seguridad y estabilidad era exactamente lo que Sarah necesitaba. Hoy en día, habiendo dejado atrás la falta de vivienda, el abuso y el trauma, y aquel día en el Vista Bridge, Sarah vive en su propio apartamento. Con su crisis en el pasado, a menudo regresa a Rose Haven para recibir otros servicios de apoyo.
“Rose Haven ha sido un recurso vital”, sostiene Sarah. “Me han dado de comer, un sentido de comunidad y un espacio donde sentirme segura. Siempre han estado ahí para mí cuando más los necesité”.
La intersección entre la salud mental y la falta de vivienda
Para Sarah, el trauma de perder un techo, enfrentar violencia y lidiar con la ansiedad ha marcado gran parte de su vida. No está sola: casi la mitad de las personas sin techo tienen alguna enfermedad mental, y una de cada cuatro padece enfermedades como trastorno por estrés postraumático (TEPT), esquizofrenia o trastorno bipolar.
“La gente asume que la falta de vivienda se debe a la adicción”, comenta Sarah. “Pero, en realidad, muchas personas recurren al consumo de sustancias para sobrellevar los problemas de salud mental existentes y el trauma de no tener un techo donde vivir”.
Liz Starke, de Rose Haven, coincide: “Mucho de lo que vemos se debe a un trauma no tratado. Las personas que han perdido un techo suelen sentir una profunda vergüenza, pena y miedo. Mientras más tiempo pasen sin apoyo en salud mental, más difícil será reconstruir la estabilidad”.
Cómo afrontar la ansiedad
Uno de los desafíos más recurrentes en la salud mental de Sarah es la ansiedad.
A menudo comienza en el estómago, como una sensación pesada y retorcida que hace que comer o moverse sea difícil. Sus pensamientos se aceleran y se descontrolan, haciendo que incluso las decisiones más simples parezcan imposibles.
Las multitudes empeoran la situación. El ruido, el movimiento... todo sobrecarga sus sentidos, haciéndola sentir que está atrapada. En ocasiones, la ansiedad ha sido tan intensa que ha tenido que apartarse de situaciones cotidianas. Aunque sabe que el miedo no siempre es racional, su cuerpo no deja de reaccionar. Es algo que la aísla.

Ha pasado años desarrollando formas para manejarla. Uno de sus métodos más confiables es llevar un peluche: un pequeño Grogu (del programa de televisión The Mandalorian de Star Wars) que abraza con fuerza contra su pecho para mantenerse conectada en momentos de pánico.
“La gente probablemente piensa que es una tontería”, comenta, sosteniéndolo con una pequeña sonrisa. “Pero me ayuda”.
“Me gusta recordarme a mí misma que mis pensamientos ansiosos no son racionales”, menciona Sarah. “Cuando empiezo a descontrolarme, me digo: ‘Sarah, estás pensando tonterías’. Esa es mi manera de recuperar el control”.
Además de Grogu, ha encontrado más herramientas en Rose Haven: escucha compasiva, apoyo entre pares y técnicas de control que han marcado la diferencia.
Liz explica cómo herramientas de conexión con la realidad, como el peluche de Sarah, ayudan a aliviar la ansiedad. En Rose Haven recuerdan a sus clientes utilizarlas todos los días.
“A veces se trata simplemente de estar presente”, explica Liz. “Si un visitante tiene un episodio de ansiedad, podemos preguntarle: ‘¿Quieres salir un momento? ¿Escuchar algo de música? ¿Trabajar en un proyecto artístico?’”.
El objetivo es crear un espacio seguro donde las personas se sientan vistas y escuchadas, y así mejorar su salud mental.
Avanzando
Para Sarah, manejar la ansiedad y el trauma del pasado es un proceso continuo, pero siempre hay esperanza, incluso cuando a veces parece imposible.
Tiene sus herramientas listas, su peluche a su lado, y encuentra consuelo en su comunidad en Rose Haven. Cada año participa en el Día de Conmemoración de las Personas Sin Hogar, una vigilia en honor a quienes han fallecido sin un techo.
“Necesitamos formas de llorar juntos”, comenta.
Cuando le preguntaron qué consejo daría a alguien que esté lidiando con problemas de salud mental, Sarah hizo una pausa y recordó sus propias experiencias.
“Busca apoyo, incluso cuando sea difícil. La ansiedad y la depresión te harán creer que no importas, pero sí importas. Encuentra una pequeña alegría, algo que te recuerde quién eres. Y recuerda: nunca estás sola”.
No tiene que atravesar este momento solo
CareOregon lleva mucho tiempo colaborando con la comunidad y apoyando a Rose Haven.
Si usted o un ser querido está teniendo problemas de salud mental, o en recuperación, visítenos en línea para obtener más información y encontrar recursos. Si es miembro de un Plan de Salud de Oregón (OHP), hay diversos servicios que tienen cobertura. Obtenga más información en nuestra página de Salud mental y tratamiento del consumo de drogas y alcohol.